Días de Luna y Práctica

Tanto la Luna nueva como la Luna llena son considerados días de descanso en la tradición de Ashtanga cuando la práctica se realiza a diario de forma regular.

Como en las mareas y todas las cosas que están compuestas de agua (los seres humanos estamos compuestos de un 70% de agua), las fases lunares tienen una influencia en nosotros. Las fases lunares están determinadas por la posición de la Luna con respecto al Sol. La Luna llena sucede cuando están en oposición y la Luna nueva cuando están en conjunción. Tanto la Luna como el Sol ejercen una fuerza gravitacional en la Tierra. Las posiciones que adoptan crean distintas experiencias energéticas que pueden compararse al ciclo de la respiración.

La energía de la Luna llena se relaciona con el final de la inhalación, momento en que la fuerza del prana es mayor. Esta es una fuerza expansiva, que se mueve hacia arriba, que nos hace sentir energéticos y emocionales, pero no completamente enraizados. Existe una mayor lubricación de los músculos y ligamentos, por lo tanto mayor flexibilidad y más posibilidades de lesiones

Los Upanishads sostienen que el prana principal habita en la cabeza. Durante la Luna llena tendemos a ser más decididos o determinados.

La Luna nueva corresponde al final de la exhalación, cuando la fuerza de apana es mayor. Apana es una fuerza que contrae, que se dirige hacia abajo, que nos hace sentir tranquilos y enraizados pero densos y con poca inclinación hacia el esfuerzo físico, el cuerpo probablemente se siente agotado, se secan las articulaciones y ligamentos, y la flexibilidad del cuerpo se reduce. Es un periodo en donde la calma mental se manifiesta, siendo un buen momento para concretar y solucionar pensamientos, dudas y deseos que estén dentro de nosotros.

El Almanaque de granjeros recomienda plantar las semillas durante la Luna nueva, cuando la fuerza de la raíz es mayor, y trasplantar durante la Luna llena, cuando la fuerza floreciente está en su punto más alto.
Con el tiempo, la práctica de Ashtanga nos va sintonizando con los ciclos naturales.

La observación de los días de Luna es una forma de reconocer y honrar los ritmos de la naturaleza para vivir en mayor sintonía con ellos.