«Nadie puede controlarlo todo, nadie puede poner a su favor todas las condiciones, nadie puede dominar las infinitas variables. El único control verdadero es permanecer conciente; el aprendizaje consiste en hacerse cada vez más conciente. Cuando las circunstancias no se pueden controlar, al menos puede uno controlar su actitud. Controlar es la primera fase, pero debe necesariamente ser complementada por la segunda, que es fluir. Controlar es estirar el arco, fluir es soltar la fecha. La vida exige una actitud de controlar y soltar, controlar y soltar, es decir, estar atento y fluido, alerta y ecuánime.»
Sobre el Zen
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