Tres madres

19/01/2016 | 0 Comentarios

tres-madresEn el año 2003, en medio de un momento de esos bomba-bisagra, además de asomar las narices en una Practica de Ashtanga por primera vez en mi vida, decidí estudiar Shiatsu. A los tumbos estaba buscando herramientas concretas para encauzar lo laboral que se estaba desarmando y volver a mi eje reordenando recursos que tenía en mi formación en danza y lo corporal.

Trabajaba en Masamadre, el proyecto gastronómico del Padre de mi hija, produciendo, organizando, atendiendo, haciendo de todo, y poniendo en todo mucho lomo y corazón. Eso se terminaba, sin más, y en mi análisis, además de ver cómo seguir en las mínimas acciones cotidianas, hablábamos de ese término «MasaMadre» y sus connotaciones.

Decía, que había empezado a estudiar Shiatsu y ahí me encontré con otra Madre, la «Mano-Madre». Es un concepto que se aplica en la técnica refiriéndose a la mano que queda en quietud en el foco, centro o Hara, mientras la otra (mensajera) hace recorridos, presiones o maniobras. Dicen, es la más importante, la que contiene, la que calma, sostiene en el que recibe lo que la otra mano va generando… Me llamó la atención y me gustó su nombre.

Hoy, casi 13 años después, vuelvo a pensar en ambas, madres -ambas también- de la tarea que me implica hoy en mi transmisión de la práctica del Ashtanga Yoga. Y reparo en esa casualidad lingüística y lo fundantes que fueron.
Ah… y la tercera es la de la foto que no tiene nada que ver con este cuento, pero como tiene el título original de Madre mía, merecía ser parte.

No es tan cierto, a veces, eso de que Madre hay una sola.

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